Enfrentando la historia

Me lo habían contado. Lo había leído. Memoricé los datos en incontables apuntes y libros de texto. La reconocí cuando me encontré frente a ella. Barcelona. Trágica. Sin afeites, mirándome a la cara, completa. Pude componerla después de recorrer en casi una hora y media el extenso archivo de Josep Brangulí, pionero del fotoperiodismo y autor de algunas de las mejores imágenes que reflejan las grandes transformaciones sociales, urbanas e industriales que vivió la ciudad entre 1909 y 1945. La muestra, primera exposición antológica, contiene más de 300 fotografías y material impreso original de la época y se podrá ver en el CCCB de Barcelona hasta el 23 de octubre.

 Alegría, miseria, frivolidad, resiliencia. Suceso. Alguien dispuso el ojo para mí. Atrapó un momento, como si hubiese retenido un pajarillo en la   mano cerrada que cosquillease y saliese volando. Y plasmase el impulso tal cual: las momias de las monjas expuestas a los transeúntes, el paseo de las modistillas, las formaciones de gimnastas, el descaro de los chicos que descargan un camión y quieren verse bien, las miradas de soslayo de aquél sorprendido trabajando, como si no tocase exponerse, como si su labor fuese algo privado. En una era digital en que es tan fácil introducirse en la vida de los demás, conocer su apariencia sin haber cruzado una palabra o una mirada, sorprende ese pudor masculino a que la cámara le fije. Tan analógicos, tan humanos. Brangulí retrata personas e historias latentes, qué ocurre tras una falsa inmovilidad. Es un narrador de silencios elocuentes… tras las costureras apretujadas en el salón de casa nos llega el runrún de la màquina de coser, imaginamos el siseo ensordecedor de los telares ahora quietos, la chiquillería que nos pasa de largo tras una pelota de trapo, (llantos de rodillas peladas y sol que se desliza entre las sábanas de calles estrechas e insalubres en las que alguien tose tras una ventana), los disparos encastados en las iglesias saqueadas de naves abiertas, destripadas por la violencia.

Reflexionaba Vicent que si le pones foto a su Tranvía a la Malvarrosa matas la imaginación. Brangulí juega con nosotros. Éstas fotos nos cuentan una historia sobre la historia. Honesta. Por supuesto que con punto de vista y bando. Pero le interesa más qué esconde cada momento que tener razón o demostrar. El dolor es dolor. Real. Sin retoque. Sin afectación. Sin opinión. Por eso te asalta. Me conmueve la inocencia del retratado, que desafía inseguro a un desconocido que le lee por dentro y no sabe cómo afrontar. Muchos de ellos, personajes anónimos, nunca fueron protagonistas siquiera de sus propias vidas y no sostuvieron nunca una cámara. Pero sabían mirar atravesando una lente. Por su humanidad. Brangulí fue testigo de ella. Ahora que sabemos, si se repite la historia nos toca asumir la responsabilidad.


2 respuesta a «Enfrentando la historia»

  • Paco Crespo

    Exquisito texto. Me ha encantado.

  • Juli

    Moltes gràcies!!!! Em vaig assebentar massa tard de l’exposició i quan vaig voler anar-hi, ja s’havia acabat. Però ara, gràcies al teu text, l’he pogut «transvisitar», a través de la teva mirada, que no deixa de ser un altre filtre (compartit durant tants anys). És com si hagués vist una exposició (la teva) sobre l’exposició del Brangulí. Estic segur que m’hagués encantat veure la seva, gràcies a la teva.

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